Estadios nuevos: Dinero de
los contribuyentes
El Estadio de los Marlins de Miami, es el último de
los nuevos palacios deportivos. Los equipos de Fútbol Americano quieren nuevas
plazas para sus juegos.
Los Halcones de Atlanta han jugado en el Georgia Dome desde
1992. El costo de construcción fue 214
millones de dólares y 55 millones su renovación. En esas 20 temporadas el
equipo ha tenido un récord perdedor. Aunque la asistencia ha sido respetable,
está por debajo de su capacidad, quizás por el hecho de tener que ver un juego
con techo, en algun bonito día de otoño.
La solución es un estadio al estilo del recien construido en
Miami, que tenga un techo retráctil. El estudio “conservador” habla de 947
millones de dólares para su construcción, de los cuales 300 millones serían
pagados con el impuesto de los ciudadanos.
El gobernador de Minnesota aprobó un estadio para los
Vikingos por 975 millones de dólares, la ciudad pagaría 498, que provendría de
las ganancias de los casinos y turismo,
además que el equipo pondría 477 millones de dólares.
Los equipos de Oakland, San Diego y San Luis, se inclinan
por nuevos estadios. Detrás de esta posibilidad, nace otra de la cual aún no se
habla: Los Angeles quiere de nuevo un equipo profesional de Futbol Americano
propio. Podrían verse beneficiado si
algún dueño actual, desencantado con la ciudad donde juega, decida
mudarse a California.
De los 20 estadios construidos desde 1992, cuatro solamente
han venido de finacistas privados. El 73% del dinero restante ha sido costeado
por el público normal.
El Fútbol Americano es lucrativo y popular, aunque muestra
señales de decadencia después de los cuatro meses de huelga del 2011, dejando un mal sabor entre dueños billonarios y los
millonarios jugadores en una desagradable disputa pública, dentro de la
fracturada economía actual.
Los boletos han subido de precio, hay más transmisiones de
los juegos que como consecuencia ha disminuido la asitencia a los partidos.
1.500 ex jugadores están demandando la liga, en algunos
casos ha tenido que ver con los nuevos estudios hechos en los cascos
protectores, que han determinado que los golpes consecutivos han dejado daños
neurológicos en la cabeza.
Muchos padres han retirado sus hijos de los equipos de
fútbol americano por el riesgo que ha salido a flote últimamente. Por otro lado
este deporte ha sobrevivido escándalos y las ciudades han apostado al dinero de
sus contribuyentes para la consolidación del apasionante juego, que comienza a
cansar el bolsillo de los que los apoyan.
Mike Flores – mike@elpolitico.com |
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