martes, 15 de enero de 2013

EX GRANDE LIGA VENEZOLANO, SE QUITA LA VIDA



Enzo Hernández, fue figura con los Padres de San Diego y Tiburones de La Guaira

A mediado de los años 90, siendo gerente de los Caribes de Anzoátegui (entonces de Oriente) y gracias al acuerdo que teníamos con los Medias Blancas de Chicago, logramos la contratación de Fred Kendall como manager y nos confesó en alguna ocasión que uno de los mejores guantes que el vio jugar fue su ex compañero de equipo con los Padres de San Diego, Enzo Hernández.
Invitamos a Enzo a lanzar la primera pelota ceremonial en el estadio Chico Carrasquel y la recibió Kendall, fue emocionante ver a dos viejos amigos encontrase de nuevo en el campo de juego.
Hernández, pausado y caballeroso, nos habló de su carrera, de la farmacia que administraba en El Tigre y de su familia. Tenía que ser ayudado por una seria dolencia en la espalda y caminaba con cierta dificultad.
Jugó en calidad de regular en 6 temporadas con San Diego desde el 71 al 76 usando el número 11 en su espalda, de su ídolo Luis Aparicio. En 1971 lideró la liga en porcentaje de robos conseguidos con 88.89 % y fue tercero en toques de sacrificios con 15. En el 75 fue el mejor tocador del circuito con 24. En la temporada del 74 fue cuarto en porcentaje de fildeo en el short. Está en el lugar 57 de por vida en porcentaje de robos y 27 si contamos solamente a los ya retirados, lo que es impresionante para un bateador de apenas .224 de promedio en su carrera.
En Venezuela jugó 11 temporadas para los Tiburones, siendo campeón dos veces.  Sólido a la defensa y se recuerda la llave de dobleplays electrizantes junto a Remigio Hermoso. En 1973 lideró la liga en bases robadas con 17.
Con 62 años, decidió poner fin a su existencia con una sobredosis de medicamentos, después de estar padeciendo de fuerte dolores y un cuadro depresivo severo.
Una larga lista de jugadores que han pasado por las grandes ligas, han cegado su propia existencia, entre ellos los conocidos: Donnie Moore, Doug Ault, Mike Flanagan, Ryan Freel e Hideki Irabu. Hernández es apenas el segundo latinoamericano (Carlos Bernier de Puerto Rico en 1989).
Mike Flores
@mikeatmiami

miércoles, 9 de enero de 2013

NO PUEDO APOYAR A TRAMPOSOS



Situación difícil la que enfrentan los escritores que elegirán a los nuevos miembros del Salón de la Fama. Por primera vez aparecen los legendarios Roger Clemens, Barry Bonds y Sammy Sosa.

En la encrucijada de la duda por el caso de los esteroides, Sosa será el más fácil en dejar a un lado. 609  jonrones en 18 años es una estadística bastante alta en considerar, pero su promedio al bate de por vida, el haber ganado solo un MVP y en otra ocasión llegó segundo, luego de eso, octavo lugar fue su mejor plaza en sus años estelares.  El poder de Sosa, pasará al recuerdo como uno de los más notorios, pero la mancha de las sustancias, no se borrará.
Barry Bonds venía siendo un pelotero de Salón de la Fama, antes de los esteroides, pero convirtió aquellos 30  jonrones en 40 o más, la fuerza de sus batazos se multiplicó. La carrera numérica de Bonds, será difícil de ser igualada, con sus 7 trofeos al Más Valioso y sus 762 vuelacercas, pero el gran asterisco al lado del mayor jonronero de todos los tiempos, tampoco desparecerá.
El caso de Roger Clemens, aunque algo diferente por el impacto que puede tener el uso de sustancias prohibidas en el pitcheo, quizás mucho menos que lo que ayuda a un bateador, pero cuando tu cuerpo se infla, los músculo se fortalecen, deriva la perdurabilidad en un partido. Pitcheo es el nombre del juego, de todas las situaciones que amo en el béisbol, el ver los lanzadores vencer a los bateadores, es mi favorita. Clemens fue un maestro, 7 premios Cy Young, 5 lideratos de ponches, 354 victorias.  Para mí era casi imposible dejar de verlo lanzar cuando estaba en el montículo, pero ahora no puedo dormir con la idea que esos lanzamientos provenían de un cuerpo aliñado.
Ellos recibirán votos, quizás hasta llegará el momento que ingresen, pero a mi manera de ver las cosas, votar por cualquiera de estos tres jugadores es apoyar el uso de esteroides, es apoyar la trampa dentro del sagrado juego.
No puede importar si el jugador es buena gente, lo que importa es un la integridad en su carrera, porque tener integridad en el juego de pelota, es parte de ser un Salón de la Fama. La falta de integridad por un profesional de estos, no puede ser premiada.
Pete Rose no está en el museo porque apostó mientras fue manager, el mayor productor de hits en la historia se le negó la posibilidad y ya sus números lo decretaban como miembro definitivo, ahora bien, cuál sería la respuesta cuando nos preguntáramos quien ofendió más al béisbol. Hoy pienso que Rose, debería estar en el Salón de la Fama.
Las Grandes Ligas, tienen mucha culpa, no trazaron la línea cuando todo comenzó, se hicieron la vista gorda y luego se les fue de la mano. Ya inclusive existe “la época de los esteroides”, tan fea como los años de racismo o el escándalo de los Medias Blancas en 1919.
Sé que habrá controversia, porque en este momento quizás haya ex jugadores ya dentro de la meca beisbolistica que salgan a relucir como usuarios de esteroides, algunos de ellos con un cuerpo en sus años finales, mucho más grande de los que tuvieron en cierta parte de su carrera, pero no se puede juzgar por apariencias, sino por hechos. Cuando estudié derecho nos decían que las leyes nuevas, no son retroactivas. Ok, se salieron con la suya, se supieron vender, la historia los señalará.
No se puede votar por asunciones, sino por lo que sabemos. Hay un grupo de jugadores que tienen merito para estar en el Salón de la Fama y que están en la boleta de este año. Mike Piazza, Craig Biggio y Curt Schilling por primera vez y Fred McGriff, Jack Morris y Lee Smith que recibieron votos suficientes para aún aparecer.
Para llegar a la gloria inmortal en el béisbol, no solo tiene valor la habilidad física, sino también ser un individuo respetado en la sociedad.
Mike Flores 
ESPN La Revista
@mikeatmiami